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Capital estético y cultural en el ocio nocturno: conflictos y estrategias.

En el ocio nocturno, la corporalidad y la subjetividad del/a trabajador/a se movilizan y despliegan en la producción del servicio, convirtiéndose en capital estético y cultural y adquiriendo un valor determinado. Aquí, busco analizar cómo los/as trabajadores/as de este subsector de la hostelería negocian el valor de sus propias cualidades en sus interacciones con la clientela, los pares y los/as empleadores/as.Para ello, a través de entrevistas en profundidad, he indagado en las experiencias laborales de 20 personas, de entre 21 y 45 años, que han trabajado y/o trabajan como camareros/as, jefes/as de barra, encargados/as y/o relaciones públicas en diferentes locales como bares, pubs, discotecas y/o casinos.Estos espacios funcionan como campos sociales en los que los/as trabajadores/as definen quién es la clientela y las formas de habitar el local ''legítimas''. La música, la decoración, los precios y el aspecto físico y la expresividad de los/as empleados/as actúan como dispositivos simbólicos que apelan o excluyen a ciertos grupos sociales. Pero no siempre existe acuerdo entre los/as trabajadores/as acerca de quién y qué es ''legítimo'' en el local. Esto desemboca en conflictos por la definición de ''clientela ideal''. Los/as trabajadores/a buscan maximizar la afinidad entre ellos/as y la clientela y, con ello, el valor de su capital estético y cultural. Ponen en juego sus nociones de corrección estética y cultural que, a su vez, corresponden a tensiones políticas más amplias de clase social, género, edad y/o etnia. Así, los locales operan como dispositivos de producción y reproducción de la diferenciación social.

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