Esta comunicación atiende objetivos situados en diferentes planos, pero con un mismo escenario. En primer lugar, presenta parte de los resultados de una investigación iniciada en 2018 y todavía en curso a propósito del funcionamiento de los klandos, taxis colectivos no autorizados que constituyen una infraestructura de movilidad clave entre las que operan en y desde Ziguinchor, principal núcleo urbano de la región senegalesa de la Baja Casamance, y, en particular, el papel que jugarían las estructuras y prácticas del islam morabítico presente en Senegal en la vida cotidiana de los conductores de estos vehículos irregulares. Pero más allá, se resaltará la extensión y frecuencia de prácticas “mágicas”, propias del esoterismo popular de base sufí o tradicional, en el desarrollo ordinario de la actividad de los klandomans. Prestar atención a la aplicación de estas formas de esoterismo popular abre la puerta a clarificar los modos en que el recurso a lo que tradicionalmente se ha enmarcado en los epígrafes, más o menos acertados, de “brujería” o “fetichismo”, pero que vale la pena describir bajo el término émic de mystique, puede ser leído como un procedimiento más y un esfuerzo activo por parte de sus practicantes en orden a adaptarse eficazmente a la compleja red de relaciones sociales de todo tipo que, marcadas por la informalidad, al tiempo generan y les determinan.