Los carruajes de tiro se han utilizado históricamente para transporte y en la actualidad para paseos turísticos en diversas ciudades del orbe, su presencia aporta un elemento singular al paisaje urbano. Pero en años recientes han enfrentado una serie de dificultades para ejercer su labor, debido al acento que algunos sectores sociales han puesto en los caballos que se utilizan; varios sectores de la población dicen que sufren de maltrato y explotación. En Mérida, Yucatán (México) dichos carruajes se denominan calesas y sus cocheros tratan de mantener su oficio, el cual constituye una tradición, un modo de vida y su sustento. En este artículo mostramos el caso de una joven mujer cochera de calesa que ha implementado, como parte del atractivo en sus recorridos, la recitación de “bombas” yucatecas, uno de los elementos culturales de identidad de esa región, a manera de performance. Las bombas se realizan en festejos populares, como una expresión poética pícara improvisada entre dos participantes. En el caso de la cochera, interpreta las bombas difundidas por tradición oral, monta ante los paseantes, generalmente fuereños, una representación escénica, provocadora, en la que resalta el tono y acento de la voz, los modismos locales y la musicalidad, y representa lo que se ha difundido como la imagen y la esencia de la “yucatanidad”. Hace partícipes de esa representación a los paseantes, con lo que se provoca la sensación de ser “envueltos” por la cultura local.