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Interpretaciones divergentes y animales más que humanos

Interpretar o traducir lo que otras hacen o son en nuestros propios términos es una maniobra ineludible, aunque puede ser problemática, ya que puede opacar el análisis de las relaciones donde las entidades interpretadas o traducidas emergen. Nos situamos en el estado español, algunos animales han escapado al marco de relaciones que los produce como animales de consumo y se encuentran habitando un santuario donde se considera que sus vidas tienen valor en sí mismas y para sí mismas, generando particulares políticas del cuidado. Para seguir estos procesos exploraremos la noción de antropomorfismo. Después nos desplazamos a Puelmapu (Argentina). Varias mujeres mapuche relatan procesos de recuperación identitaria, territorial y de saberes desde los que procuran entender lo que algunos encuentros con animales quieren decir. Sus vivencias dan continuidad a la “pérdida del mundo” que experimentaron sus antepasadas, cuando las campañas militares de finales del siglo XIX las despojaron de las tierras que habitaban y de las relaciones de sentido que establecían. ¿Cabe traer aquí la noción de antropomorfismo? El término actúa en sí mismo como un aparato de especificación: unas formas humanas interpretan (o atribuyen) características a otras formas animales. Al desplazarnos analíticamente por estos contextos observamos que la noción de antropomorfismo se desborda porque encontramos los límites entre modos divergentes de hacer mundo. En cuanto a los animales más que humanos, que son centrales, no basta con identificar cómo son interpretados, sino preguntarnos ¿qué cuidados o compromisos asumimos en la investigación etnográfica para no silenciarlos?

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