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Trufa: de lo salvaje a lo domesticado. experiencias de caza en el bosque y en el campo

El término “caza de trufas” hace referencia a la práctica de recolectar en la naturaleza un hongo hipogeo utilizando técnicas generalmente empleadas en la caza, en particular la ayuda de un perro adiestrado.Han pasado ya cincuenta años desde la invención de los primeros procedimientos modernos de implantación de esporas de trufa negra (Tuber melanosporum) en las raíces de los árboles del género Quercus (micorización) para facilitar la reproducción de la trufa negra en los bosques domésticos de nueva creación (granjas truferas) y hoy en día la práctica de cazar trufa negra en estado salvaje está casi desaparecida. Todavía podemos verlo con la trufa blanca (Tuber magnatum), cuya micorrización artificial aún es incierta, y en otras trufas de menor valor económico.La caza de trufas en estado salvaje lleva a pensar en una práctica integrada en la naturaleza y cargada de sacralidad (Cronon, 1996), mientras que la caza en un bosque creado artificialmente, como en la truficultura, puede considerarse más como una actividad relacionada con lo domesticado. Los datos obtenidos de mi trabajo de campo en Aragón (España) y Piamonte (Italia) muestran, sin embargo, una realidad diferente.En esta propuesta ofrezco un diálogo entre lo salvaje y lo domesticado que se encuentra en las relaciones interespecies que tienen lugar en diferentes entornos y realidades.Analizando las perspectivas del cazador, su perro, las trufas y el bosque, entendemos que todos están entrelazados en una red simbiótica, como si lo salvaje y lo domesticado fuesen híbridos entre sí (Haraway, 1984, 2017).

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