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Équidos obligados a divertir en la ‘fiesta’ de los tres tombs

Cuando el sufrimiento afecta a las équidas, en concreto a las que experimentan prácticas dolorosas como en los Tres Tombs, de los comportamientos vinculados con el estrés se crea una tipología de conductas asociadas a la frustración, al conflicto o al miedo. Este último corresponde a cuando se sitúa al caballo en presencia de una predadora y la humana lo es, porque realiza un adiestramiento obligatorio contra el caballo, reforzado con castigos, además de montarle y forzarle al tiro de carruajes y objetos pesados. En cuanto al conflicto, se da cuando la équida se encuentra simultáneamente motivada para realizar dos conductas incompatibles. Relacionados con la frustración, están los comportamientos debidos a la inhibición de un determinado tipo de conducta. Estas équidas sometidas a tanta presión desarrollan comportamientos extraños, estereotipias, que aunque no son provocadas por un daño evidente del sistema nervioso, muestran que la équida está experimentando un padecimiento. Identificar los comportamientos permite (re)conocer la domesticación o pérdida de agencia que sufren las équidas, aunque habitualmente se presenten en ambientes artificiales creados para mantener a las otras animales dispuestas para los intereses humanos, en este caso en las fiestas tradicionales de muchos pueblos de Catalunya donde se obliga a las équidas a realizar una serie de prácticas que son ajenas, contrarias incluso, a su naturaleza. A través de la etnografía multiespecie multisituada se aborda qué es el maltrato animal en el contexto de fiestas que desconsideran a las équidas y las consecuencias que derivan de este tipo de inercias.

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