Esta comunicación reflexiona sobre las prácticas de sostenimiento y (re)creación del concepto de “origen” en la producción de alimentos agrupados bajo certificaciones de denominación de origen protegidas (DOP). De modo más preciso, este trabajo analiza una de las etapas del proceso de acreditación de la DOP Ribera del Guadiana, una red institucional y comercial que se estructura en torno a distintos vinos elaborados en Extremadura (suroeste de España), cuyas características distintivas se vinculan al medio geográfico, la historia y el patrimonio en el que se origina el producto. Mediante una etnografía desarrollada en la Estación Enológica de Almendralejo (Badajoz) —órgano encargado del control de la calidad del vino en Extremadura—, nuestro interés está en tomar esta localización como un lugar desde el que observar la convergencia de las prácticas de estandarización sobre el producto (en la selección de variedades, en el control de plagas, en el transporte, etc.) con los dispositivos de seguimiento y control que, de modo prospectivo, buscan asegurar a futuro la normalización del producto. Este trabajo muestra que la certificación de una DOP, lejos de ser una suerte de verificación de las propiedades esperables en un determinado medio geográfico, se construye sobre el sostenimiento de prácticas coordinadas y bajo la constante mediación de la ciencia y la técnica sobre los procesos biológicos.