La llegada de población migrante y refugiada a México ha supuesto un desafío sin precedentes en el respeto de los Derechos Humanos y en la forma de construir lo humanitario. La literatura crítica sobre migración y fronteras ha descuidado en gran medida el estudio del papel de las organizaciones religiosas, especialmente el papel de las mujeres misioneras. Sin embargo, son estas organizaciones religiosas integradas por mujeres y articuladas en torno a las parroquias religiosas, redes informales de trabajo y albergues las que están sosteniendo la atención y los cuidados de la población migrante que cruza México hacia los EE. UU. Hablar de cuidados en América Latina implica hablar de las diversas formas simbólicas que adquiere la figura de la madre en la historia de esta región que han configurado una ideología maternalista vinculada con la subordinación femenina. Por todo estos motivos, en este trabajo me propongo analizar desde la antropología política y feminista cómo las mujeres son incorporadas como trabajadoras humanitarias a la vez que sujetos humanitarios en la agenda humanitaria migratoria. Para ello, me basaré en el material etnográfico obtenido a través del trabajo de campo realizado en varios proyectos de investigación orientados a entender desde una perspectiva de género la migración centroamericana en tránsito por el estado de Puebla (México).