El intangible espacio de relación y producción de la interacción máquina-persona condiciona de tal forma la vida ciudadana que las instituciones reguladoras de lo público, advirtiendo los impactos presentes e intuyendo los futuros, construyen a marchas forzadas el campo normativo del ámbito digital. En estos marcos se establecen interesantes debates acerca de las limitaciones del propio campo dirigidas por la ética de los procedimientos, fiabilidad, aplicabilidad y posibilidades de comprobación de resultados, así como la explicabilidad de una tecnología que viene caracterizada por una suerte de oscurantismo; bien por cuestiones de patentes comerciales, bien por posiciones más escépticas acerca de los distintos modelos de los procedimientos que hacen aprender a los algoritmos ejecutivos. Si bien el estudio sobre estas nuevas inteligencias está enfocado principalmente al campo de la Internet-de-las-cosas, presentamos aquí una propuesta de trabajo que se pregunta acerca del desarrollo de metodologías que funcionaban con anterioridad y que, ante estos nuevos horizontes tecnológicos y en base a los discursos circulantes en el campo, se preguntan al respecto de la neutralidad de estas tecnologías. Estas corrientes críticas dentro de los discursos circulantes son conocidas como XAI - por sus siglas en inglés Inteligencia Artificial eXplicable - y proponen el estudio de análisis de sesgos en la automatización de decisiones que estén creando en la actualidad sociedades menos justas, al reproducir los sesgos actuales mediante la reproducción de situaciones discriminatorias de la mano de las máquinas administrativas, representadas aquí como algoritmos de Inteligencia Artificial.