En el contexto de la confrontación armada en Colombia, casi ocho millones de campesinos fueron despojados de sus tierras y forzosamente desplazados de sus territorios hacia las periferias urbanas. La Ley Restitución de Tierras (Ley1448/2011) debía garantizarles un regreso seguro y económicamente asistido al campo. En base a un estudio etnográfico realizado en San Carlos (Antioquia) en el marco de mi tesis doctoral, abordo la migración de retorno de los campesinos al municipio; para reflexionar, desde sus experiencias, en torno a la capacidad de la ley para revertir las desigualdades generadas por la guerra. Enfatizo la importancia de la temporalidad a la hora de valorar las posibilidades restaurativas, en un sentido tanto material como simbólico, de los programas implementados. La restitución llega demasiado tarde para la mayoría de los potenciales beneficiarios, desplazados hace ahora veinte años. La vejez impide la vuelta de los más ancianos; mientras que los jóvenes, criados en la ciudad, ya no desean retomar el trabajo agrícola. Quienes regresan son generalmente quienes no consiguieron una forma de sustento estable en la ciudad. Por ello, el retorno no es siempre entendido como una deseada vuelta al hogar, sino una alternativa a las difíciles condiciones que soportan los desplazados forzados internos. Asimismo, la lentitud de los tribunales puede demorar años la resolución judicial. Frente a la espera, muchos regresan por sus propios medios antes de haber sido aceptados en el programa. Para éstos últimos, será particularmente difícil levantar campos abandonados y casas derruidas por el paso del tiempo.

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