Esta comunicación presenta parte de los resultados de una investigación en curso sobre estrategias de esoterismo popular, incluidas dentro de la categoría émic de mystique, entre conductores de klandos, taxis ilegales en la región senegalesa de la Baja Casamance. Dejando de lado su dimensión en tanto que componentes de una infraestructura de movilidad, mi intervención busca contribuir a la discusión propuesta por el panel sobre expresiones de religiosidad popular atendiendo a los usos cotidianos del Coran que observé durante mi trabajo etnográfico. En primer lugar, trataré de delimitar qué se nombra como mystique y las formas particulares que adopta en un contexto marcado por la informalidad y la vulnerabilidad en el trabajo, como es el caso del sistema de transporte que sirve de escenario de esta investigación. En ese marco lo mystique emerge como campo de acción y representación que permite la comunicación y el intercambio con lo invisible a determinados colectivos. Partiendo de esta primera hipótesis, el objetivo será de mostrar cómo el Corán es empleado como recurso que permite el concierto con poderes ocultos. Este segundo punto de atención permite arrojar luz sobre la consideración particular del texto coránico a la vez como palabra pronunciada y como objeto escrito, y distinguir la eficacia de dichos usos populares respecto a aproximaciones más eruditas. La tesis defendida es que la potencia performativa de estas técnicas esotéricas se construye y se sostiene sobre mecanismos distintos a las legitimaciones más hegemónicas, por mucho que adapte y se reapropie de algunas de ellas.