No cabe duda de que los últimos años han sido testigos de un resurgir del feminismo, fenómeno que algunas autoras están interpretando como la cuarta ola del movimiento (Varela, 2019). Dejando de lado, por el momento, la cuestión de la participación activa en los colectivos feministas, si hay algo que pueda definirse como la identidad feminista, el auto-designarse como feminista, es, en la actualidad, algo mucho más visible que hace una década. En Euskal Herria, el feminismo es, quizá, uno de los movimientos sociales, culturales y políticos que más fuerza, visibilidad y presencia tiene en nuestros días. A partir de mi tesis doctoral, en la que investigo prácticas feministas en torno al placer en el movimiento feminista vasco, en esta comunicación se desarrollarán dos ideas principales. Por una parte, se expondrán, por medio de escenas etnográficas, diferentes situaciones en las que el feminismo supone un espacio en el que desarrollar distintos procesos emancipatorios relacionados con la vivencia del placer. Por otra, se analizarán dichos procesos dentro de un marco en el que entender el feminismo como un espacio identitario que dialoga con otro tipo de identidades, como pueden ser la identidad sexual, étnica o nacional. Estos procesos, además, se relacionan con un cambio en las formas de hacer política (Esteban, 2015; 2017), que tienen que ver con un activismo donde la vulnerabilidad y la centralidad de los afectos suponen una oportunidad para entender el placer como un elemento importante en la lucha feminista.

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