Los espacios naturales han sido concebidos a menudo como reservorios de un mundo que fue paulatinamente transformado por la modernidad y el industrialismo. Este proceso fue aumentando su uso recreativo y deportivo al mismo tiempo que incorporaba aspectos de sacralización de los mismos, es decir, la atribución de valor simbólico de tabú y purificación, frente a los espacios urbanos y su estilo de vida asociado.No obstante, en la modernidad avanzada dicho estilo de vida urbano ha incorporado el uso normalizado de los espacios naturales protegidos como tiempos de desconexión y reconexión. Estos atributos de simbolización implican aspectos ontológicos sobre la existencia humana, desarrollando imágenes donde elementos de la naturaleza son símbolos de pureza, originalidad, autenticidad y regreso al origen. La actual pandemia del coronavirus ha podido exacerbar estas tendencias haciendo que las zonas protegidas (además de otros ecosistemas naturales) sean representadas como lugares refugio donde huir de la infección y protegerse, al mismo tiempo que se extienden sobre ellas imaginarios sobre la naturaleza de las relaciones durante la pandemia y la capacidad de purificar (y refundar) la sociedad.Se usarán datos de campo de una investigación en curso sobre parques naturales para ejemplificar y analizar estos procesos. 

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