Costa Rica es un país que ha construido su mito de origen desde una supuesta excepcionalidad regional, creyéndola multidimensional: histórica, económica, étnica y socialmente, que a raíz de la sindemia mundial provocada por el COVID-19 se ha visto exacerbada. Esto no sólo ha implicado la ausencia de política pública estatal a nivel histórico, sino que también se refleja a nivel social en los discursos xenófobos y racistas que poblaron numerosas redes sociales utilizadas por costarricenses, reafirmando que a pesar de ser una tierra de diversidad cultural, de inmigración, emigración y tránsito, no logra con los años hermanar su imagen con la realidad regional. En esta ponencia deseo reflexionar sobre las implicaciones sistémicas desde dos niveles: el macro relacionado al estudio de los llamados "Estados pequeños" (Méndez-Coto, 2020) y del Sistema Estatal Emigratorio (Portes, 1999 y Gamlen, 2009) y desde el micro con la construcción discursiva xenófoba de colectivos costarricense en redes sociales, particularmente de costarricenses contra costarricenses expatriados, que decidieron retornar a raíz de la crisis sanitaria y económica, ya que resulta un esfuerzo de análisis interesante, desde la interseccionalidad, el repensar los mecanismos de xenofobia y discriminación implicados en la relación con los propios compatriotas que cambian su condición y se vuelven "foráneos peligrosos" al haber optado por la emigración de la "Suiza Centroamericana", dicho análisis se ha realizado desde un enfoque antropológico con metodología etnográfica virtual.