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Reciprocidad, violencia y locura: una interpretación antropológica del Joker de Todd Phillips

La película Joker plantea un par de cuestiones de relevancia para la teoría antropológica y para la comprensión de procesos socioculturales centrales en la sociedad global contemporánea. Al margen de otras interpretaciones en clave psicológica o sociológica, la película Joker puede ser vista como una metáfora de la ley antropológica fundamental sobre la que se constituyen y reproducen los vínculos sociales (desde las filiaciones de parentesco hasta las agrupaciones más extensas, como los estados-nación y la sociedad global), a saber, las economías morales o de dones, basadas en la circulación de reciprocidades y reconocimientos mutuos. En la película se manifiesta, a través de su protagonista, la violencia que rompe la circulación de esas reciprocidades, y también la violencia restitutoria del don (ligado a un sentido concreto de justicia de los intercambios sociales). Pero, además, la repercusión pública de esta película nos plantea otra cuestión adicional: el consumo masivo de productos de crítica social. En un momento histórico de desarticulación de la red de instituciones de producción de discursos críticos y alternativos (universidades, sindicatos y movimientos sociales), esta película aparece como un exponente de un nuevo tipo de mercancía de la industria cultural: el bien cultural consumido como crítica al sistema social e integrado en las lógicas económico-políticas de generación de plusvalía material y simbólica. A partir de estos elementos planteados en la película propongo una reflexión más amplia sobre las prácticas biopolíticas que caracterizan a la sociedad global contemporánea y el tipo de subjetividades a las que ésta da lugar.