El chamanismo está de moda. Las librerías de todo el mundo occidental están llenas de títulos referidos a ello. También el chamanismo y sus múltiples vertientes de carácter técnico (mecanismos reales de actuación del brujo, uso de plantas psicoactivas, curaciones alternativas, formas de consciencia dialógica) se ha convertido en un tema de creciente importancia dentro de los campos de investigación científica propios de la antropología, la psicología y la etnopsiquiatría, incluso la etnobotánica, la neurología y la inteligencia artificial. Esto dice mucho sobre el interés que actualmente despierta los brujos y su mundo, en un mundo global. Por un lado, la búsqueda de una curación chamánica para curar enfermedades o ansiedades ha abierto un abierto un campo al turismo a lugares exóticos buscando un chamán indígena que cambie existencias vacías o cambiar el rumbo de la vida. Por otra parte, respondiendo a la producción de un mundo global y para responder a este mercado de creencias, terapias exóticas y religiosidades, algunas personas que se autodenominan chamanes o brujos se ofrecen para satisfacer tal demanda, con frecuencia previo pago. Los lugares de donde proceden los chamanes son sociedades que se encuentran en un proceso de transformación social en el contexto de la creciente incorporación al mundo global, ocupando espacios que hoy juegan un papel central en la producción material y simbólica del capitalismo. La occidentalización de todos los lugares conlleva la amenaza de los territorios tradicionales y de los valores sociales y formas de subsistencia que conformaban el contexto de las prácticas chamánicas; la occidentalización proporciona a la vez nuevas oportunidades para practicar el chamanismo más allá de los espacios en los que surgieron y desarrollaron dichas prácticas. Esta comunicación explora algunas de las tensiones que surgen en la práctica del chamanismo amazónico en España.

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