La antropología feminista exige encarnar el proceso de reflexividad que se realiza sobre el trabajo etnográfico. Partiendo de este postulado, y de mi posición insider/outsider en el campo, en la que se hibridan mi condición de académica y activista (en el movimiento feminista y el movimiento de vida independiente), desarrollo el ejercicio de corporeizar la reflexividad. Mi investigación versa sobre la construcción de la identidad de género en personas con diversidad funcional física, y las posibilidades de subversión y cuestionamiento de la misma por parte de dichas personas. En la línea de la propuesta de Haraway, que busca visibilizar que todo conocimiento es parcial y situado, reflexiono sobre mi relación con los sujetos implicados: ¿quién soy ya para mis informantes? y ¿quiénes son ellos/as para mí? Estas preguntas me conducen a analizar como interseccionan las variables que nos sitúan en el campo, tanto en el establecimiento de vínculos como en la generación de discursos, prácticas y epistemes.

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