En nuestros análisis, hemos partido de la idea primigenia de que en Occidente la identidad solo puede ser entendida desde las fronteras, ( económicas, políticas, científicas, académicas y religiosas), levantadas por el poder. Cuando nos hemos referido al poder lo hemos hecho en un sentido foucaultiano del término, atendiendo a sus mecanismos y a la complejidad de sus interconexiones. En este orden de ideas, las diferentes maneras de subjetivar el sufrimiento en el trabajo se han visto influenciadas por múltiples acontecimientos, entre los que hemos destacado el surgimiento de la biomedicina y el nacimiento del capitalismo.Nuestros estudios han revelado cómo la biomedicina ha sido formulada y reiteradamente re-formulada, con la intención de exonerar al modelo socio-económico de su responsabilidad sobre la salud de los trabajadores. Por este motivo, el sufrimiento laboral permanece invisibilizado a favor de cuestiones como la dieta, el ejercicio físico y el consumo de alcohol y/o tabaco, comportamientos por otro lado, más fáciles de vincular a la falta de responsabilidad y la culpa del enfermo.            En la actualidad del neoliberalismo postfordista, las ideas de emprendimiento, superación y optimización del yo, basan su eficacia en la colaboración de la biomedicina y también de los trabajadores, en la banalización del sufrimiento laboral.Por otro lado con el fordismo, el psiquismo de los obreros fue objeto de estudio y manipulación a favor de las lógicas productivas, quedando desde entonces la identidad occidental focalizada en el consumo, al que se le terminó por subordinar la salud de los trabajadores a escala global.

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