En numerosas sociedades amazónicas contemporáneas la casa, al igual que muchos otros objetos, se considera una entidad viva: se transforma, enferma, desmejora y muere. Por lo tanto, la función de la casa excede a aquella de simple contenedor de las actividades humanas y representa el lugar en el cual un colectivo formado por entidades humanas y no-humanas se renueva y desarrolla.La casa no es solamente un aspecto de la cultura material indígena, y sus transformaciones proporcionan elementos útiles a una reflexión sobre las dinámicas de reproducción y de innovación de las cosmologías indígenas a la luz de las frecuentes relaciones que las sociedades amazónicas entretienen con la economía de mercado, las empresas extractivas, las congregaciones religiosas, las ONGs y el Estado. Todo esto, junto a nuevas formas de migración indígena hacia los centros urbanos ponen de manifiesto algunos de los factores que actúan sobre la realidad comunitaria y determinan inéditos modelos de residencia, entendidos como formas de interacción flexibles que activan nuevas relaciones dinámicas con el espacio domestico, la comunidad de pertenencia y el territorio.El objetivo de mi ponencia es presentar un análisis de los datos etnográficos relativos al caso urarina, y a través de un estudio antropológico del habitar, describir como dicha sociedad indígena contemporánea, a través del contacto cada día mas frecuente con actores y practicas exógenas, reestructura, vuelve a definir y\o modifica su propia relación con la casa.   

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