El Orgullo LGTB de Madrid se ha convertido en la máxima atracción turística de la capital y en un campo de batalla para diferentes fuerzas políticas y asociaciones activistas y comerciales. La historia de Chueca, el ahora tradicional "barrio gay" de Madrid, es un bien patrimonial a disputar por parte de los diferentes y heterogéneos colectivos en liza: activistas, empresarios y empresarias, partidos políticos, y un largo etcétera. Como conflicto patrimonial, se ven debatidas las narrativas, la participación, la presencia o ausencia, de unos u otros agentes y colectivos en el proceso de gentrificación o renovación del barrio así como en las conquistas legales y políticas del colectivo LGTB –lesbianas, gais, trans y bisexuales–. Chueca, en tanto que territorio, se nos muestra como el centro de un conflicto a analizar desde la intersección de los conceptos de patrimonio y hegemonía, arrojando así luz sobre exclusiones e inclusiones continuamente en proceso de negociación. Los actuales cambios en el activismo LGTB español y madrileño tienen una incidencia directa en el conflicto en torno a un barrio presentado como patrimonio colectivo de todas las personas LGTB.