La construcción del Mediterráneo como frontera física y simbólica de la europeidad que divide en dos riberas contrapuestas la Cuenca Mediterránea se articula en la transnacionalidad de las políticas migratorias y de control de fronteras exteriores en la UE. El Mediterráneo como Frontera Sur que separa dos mundos contrapuestos se teje en toda una serie de políticas articuladas en la colonialidad de poder/ser/saber sobre el Mediterráneo. Tanto la construcción del espacio Schengen como fortaleza de seguridad, como la producción del saber dominado por la hermenéutica empirista de la razón proléptica (Santos, 2005) tienden a hacer de una relación y una realidad tradicionalmente diversa en la Cuenca Mediterránea, un problema insalvable y una cuestión de intervención. Este pensamiento abismal (Santos, 2007) sobre el Mediterráneo tiende a construir una europeidad presa de la islamofobia, el miedo a los Sures, y limitada por las expulsiones que persisten en el modo de pensar su herencia y su patrimonio histórico. Las epistemologías del sur (Santos y Meneses, 2014) mediterráneas que tratan de responder desde la cosntrucción de un pensamiento-otro para sí (Duran, 2016), y la ecología de sus saberes (Santos, 2014) mediterráneamente situados construyen los puentes quebrados en la globalización.