Este trabajo es una aproximación etnográfica al surgimiento y desarrollo de una comunidad costera que, de un asentamiento informal de personas que ocuparon tierras públicas alrededor de los años setenta, se ha convertido en un importante foco de atracción para turistas. Playa Dominical, provincia de Puntarenas, está ligada a un fenómeno de inversión extranjera en el país, basado en la especulación de bienes raíces. Este hecho es un patrón que se ha extendido y que ha estado cambiando las comunidades asentadas a lo largo de la costa pacífica costarricense. La investigación parte de que en el fenómeno turístico se establecen relaciones sociales particulares, y en el caso del turismo residencial, éstas han definido y caracterizado el desarrollo de Playa Dominical. Para abordar el trabajo, se plantearon ciertas preguntas básicas: ¿Cómo la compra de propiedades por parte de extranjeros contribuyó y ha contribuido al desarrollo de dicha comunidad? ¿Es el turismo nacional el que sostiene a una comunidad de turistas residenciales? ¿El turismo extranjero de surfeadores ha sido clave del despegue económico? ¿Cuál es la percepción y la actitud de los habitantes de Dominical en relación a los turistas nacionales y los extranjeros? Las respuestas a estas preguntas apuntan a que los turistas residenciales han re-creado su estilo de vida en Dominical, imprimiéndole unas características de “comunidad extranjera”. La playa se ha convertido entonces atractiva para el turista nacional urbano y simultáneamente mantiene al turista residencial, siempre como extranjero que establece relaciones sociales como empleador de mano de obra local.

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