Las protagonistas de este caso de estudio reformulan el compromiso ancestral del cuidado de la tierra, la recuperación de las plantas nativas y la organización, producción y socialización de saberes. Sus relatos, sus representaciones y el paisaje son el punto de encuentro simbólico entre el lugar y el espacio familiar y social. La intención es transmisión comunitaria e intergeneracional de conocimientos y la huerta familiar es usada como infraestructura, interfase y medio difusor de dichos conocimientos; así se construye un modelo de economía circular (economía solidaria). Recuperar la cultura tradicional desde una perspectiva comunitaria en busca del logro como intervención retributiva y bienestar social, recuperación que no solo significa la reforestación sino una “restauración integral” que conlleva el rescate de toda una cosmovisión y de construcción de un cotidiano afianzando los procesos culturales locales. Resultado (i). La huerta familiar como: a). Un sitio generador de encuentro familiar y vecinal. b). Un lugar para la organización social. c). Un espacio contenedor y difusor de los saberes tradicionales y populares. d). Un área para ejercitar esquemas de producción alimentaria orgánica. e). Un punto de documentación e interpretación de conocimiento. f). Un territorio de aprendizaje para reciclar, reutilizar y reducir. Resultado (ii). El sistema comunitario: a). Afirma la sabiduría tradicional, las técnicas y el saber popular de la comunidad. b). Consolida las formas comunitarias de actuar (ética y moral de la organización agrícola). c). Recupera las semillas y las técnicas tradicionales de la agricultura orgánica. d). Genera prácticas agricultura comunitaria a manera de huerta familiar. e). Desarrolla principios de liderazgo natural y agencia femenina. f). Construye espacios de diálogo interpersonal e intergeneracional. g). Registra el proceso como método de acopio de la sabiduría tradicional y popular. h). Motiva a vecinos y productores agrícolas a construir redes de consumo solidario.