Esta investigación aborda la relación entre el sistema educativo español y los procesos de radicalización islámica, analizando la configuración, estructuración y las dinámicas que se desarrollan en las instituciones educativas. A través de un trabajo etnográfico realizado en el marco de las intervenciones socioeducativas se ha podido dilucidar el poder de las estructuras en la creación de formas de configuración identitaria e identificaciones. En la línea de conceptos como la violencia simbólica de Bourdieu, el estigma de Goffman y el dispositivo de Foucault, este trabajo plantea la idea sobre la necesidad estructural e instrumental del racismo más allá de las prácticas o acciones entre los actores que lo transitan. El sistema de enseñanza tiene una línea pedagógica basada en la atención a la diversidad cultural. Esta concepción metodológica anuncia que existe una cultura propia, nacional y principal, en consecuencia, se genera una clasificación e identificación del alumnado categorizándolo y asociándolo con elementos culturales. La paradoja se plantea en el momento en el que hablamos de jóvenes que pasan por procesos de sociabilización y de desarrollo en el marco de esta enculturación y de su clasificación. Lo que esta investigación cuestiona es la impronta del sistema educativo sobre el alumnado de origen o procedencia de países de mayoría musulmana y cómo en él se desarrollan procesos de estigmatización. La radicalización ha acabado siendo el lugar designado a los estigmatizados, a los cuales se les ha construido una identidad afín a la ideología, es decir, se ha reproducido aquello que se pretendía combatir.

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