El exilio republicano en México ha sido ampliamente documentado, sin embargo, el proceso de adaptación y de reproducción cultural e ideológica que experimentaron las generaciones subsecuentes de los recién llegados prácticamente no ha sido analizado. En este trabajo se aborda la transmisión de diversos referentes culturales e identitarios que los abuelos o padres exiliados en México heredaron a sus hijos y nietos. Aquellas vivencias que fueron transmitidas de generación en generación fueron cruciales en la construcción identitaria de la segunda y tercera generación del exilio, así como en su adscripción ideológica. Las historias y vivencias de los abuelos narradas y guardadas en la memoria de los hijos y nietos, permitieron la construcción de un nuevo imaginario colectivo sobre los refugiados y su descendencia. Tal conjunto narrativo -compartido entre los descendientes del exilio- se conformó como una especie de marca simbólica e identitaria, en el que el punto de partida era la tierra de origen: un lugar idealizado casi mítico. En este sentido, la experiencia de los exiliados catalanes resulta paradigmática, pues si bien son –evidentemente- una parte más del total del refugio republicano que llegó a México, también eran portadores de una identidad distinta, con particularidades culturales evidentes, como es el caso de la lengua. Las contradicciones y conflictos con respecto al sentimiento de pertenencia del refugiado en general, se potencializan en el caso catalán, o por lo menos se cruzan con otros planos identitarios que muchas de veces resultaban incompatibles. En esta ponencia abordaremos la construcción y transmisión de estos referentes identitarios, así como el significado transmitido sobre lo qué es ser catalán y lo que ha simbolizado ser hijo o nieto de exiliado catalán en México.

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