La frase “innovar o morir” se ha convertido en una especie de mantra en el ámbito empresarial y de emprendimiento, hasta el punto de que existen varios libros y eventos con este mismo nombre. En el mundo de la innovación existe un lenguaje propio: “diseño centrado en las personas”, “pensamiento out-of-the-box”, “método Lean”, “pivotar”. Pero, ¿qué son todos estos conceptos, y cómo puede la antropología ayudar a desarrollarlos? Si entendemos por innovación la mejora de un producto o un servicio al introducir nuevos elementos, rápidamente entenderemos que la innovación no es cosa sólo del ámbito tecnológico, se parte de una innovación socio-cultural. Todo proceso de innovación debería partir de un proceso de investigación previo a la fase de diseño/desarrollo para saber qué se quiere cambiar, con qué objetivos, a qué personas afectará, etc. La antropología con su formulación de interrogantes inquisitivos permite definir estas ideas y destapar sesgos o cuestiones que se han dado por sentado, desvelando así aspectos novedosos. Gracias a las teorías del cambio cultural, la antropología también permite explorar cómo los contextos históricos, sociales y culturales y la agencia social hacen posible (o no) la innovación. Esto nos permite experimentar con la(s) cultura(s) de la innovación, su de-colonización y cómo se produce la difusión de las mismas.

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