La larga historia del capitalismo ha sido caracterizada por el principio de separación, que ha interesado diferentes aspectos, en particular lo relativo a la relación dialéctica entre la sociedad humana y la naturaleza. Esta relación ha sido construida según el dualismo Cartesiano: de manera análoga a la distinción mente-cuerpo, de un lado se ha puesto la humanidad, con sus reglas, y de otro lado se ha puesto la naturaleza, con otras reglas y modalidades de funcionamiento. Este dualismo entre sociedad y naturaleza ha sido constitutivo de todo el proyecto ecológico del capitalismo, fortaleciendo la más general tendencia del capital a la separación, ya evidente en la fase de la llamada acumulación originaria. Esta separación se ha articulado en otros tipos de separación, que han interesado, sobre todo, las relaciones entre metrópolis y colonias, hombres y mujeres, blancos y no blancos y, además, nacionales y no nacionales. Fundándose en la perspectiva teórica de la ecología-mundo, en combinación con otras análisis desarrolladas en el marco de los estudios poscoloniales y feministas, en esta comunicación se muestra cómo un conjunto de relaciones ha sido organizado en el capitalismo por el principio de separación, evidenciando como las ideas no son superestructuras, simple reflejo de las relaciones de producción, sino fuerzas materiales, inscritas en la definición de las relaciones sociales y de poder.

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