Mucho se ha escrito ya desde el siglo XVI sobre los diferentes mundos sobrenaturales andinos. Superada ya hoy por la etnografía la división clásica entre ukhupacha, kaypacha, hananpacha (que nos ayuda a explicar algunas implicaciones andinas sobre el otro-mundo, pero que parece más un concepto colonial que contemporáneo); se hace necesario un nuevo marco de referencia conceptual sobre lo saxra, las entidades asociadas a ello, los espacios donde se ubican, etc. En esta ponencia se propone que, al igual que en otras culturas amerindias, el mundo-otro andino no parece estar sujeto a categorías de definición conocidas, sino que más bien nos encontramos ante espacio-tiempo-estado ontológico impreciso, donde las fronteras se difuminan. Los entornos y espíritus que lo habitan no pueden ser conocidos y, por tanto, definidos por los hombres. Tan sólo cuando estos espíritus interactúan con el mundo de los hombres, cuando contactan con él, logran dotarse de una identidad. Esta identidad no es otra que el proceso de conversión en algo reconocido que realizan los hombres para describirlos. Pongamos un ejemplo. El famoso likíchiri andino (sacamantecas) es una entidad perteneciente al mundo sobrenatural que por lo general representa una serie de valores: la otredad y lo colonial principal. Ahora bien, su forma aparece sumamente variada en las diferentes regiones andinas, en cada una particularizándola según los componentes locales. En esta ponencia sostengo que el likíchiri, cuando se encuentra en el mundo sobrenatural, no tiene forma, ni aspecto ni puede ser descrito. Sólo cuando se aparece a los habitantes de los Andes, adquiere ese forma, que no es otra que la que la persona a la que se le ha aparecido utiliza para describirlo ante los miembros de la comunidad y, claro está, lo tiene que hacer con categorías que sean reconocidas por el grupo.

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