Vivir de aquello que nos hace felices se ha convertido en una especie de mantra en nuestras sociedades occidentales. Aquellas personas que se embarcan en empleos que tienen dicho objetivo tienden a generar las condiciones para que ese trabajo se desarrolle en una especie de autopromoción y autoempleo de sí mismas (Morini, 2014) también conocido como emprendizaje. Desde un análisis crítico del fenómeno cabe preguntarnos qué es lo que está sucediendo con las condiciones laborales, los horarios, las remuneraciones o la conciliación cuando emociones como la ilusión, la pasión o el deseo de transformación social entran en juego de los empleos postfordistas. ¿Qué sucede con las dinámicas de producción y reproducción en el trabajo-empleo cuando no hay “jefas”, solamente “compañeras”? ¿Qué sucede con la división entre el capital-trabajo y la vida? ¿Qué sucede cuando haces aquello que te apasiona? En el siguiente artículo se trabaja de forma crítica los novedosos modelos colaborativos desde el prisma de la sociología de la vida cotidiana y la economía feminista, poniendo en discusión los fenómenos del pensamiento positivo, la domestificación del trabajo-empleo y el capitalismo de las emociones.

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