Durante los trabajos de rescate arqueológico efectuados en la ciudad de Texcoco, en lo que fuera una parte del Centro Ceremonial de la ciudad prehispánica perteneciente a período posclásico tardío, se trabajaron dos ofrendas: la primera estaba asociada a un basamento circular del dios del viento Ehécatl y la segunda corresponde a un basamento dual, el cual estaba asociado a dos deidades Tezcatlipotla y Quetzalcoátl. Por sus características las ofrendas permiten vincularlas con dos mitos que aluden al pensamiento mágico religioso de los nahuas. El primero de ellos corresponde a la creación de la especie humana en la que el dios Ehécatl-Quetzalcoátl tiene un papel predominante para la realización de este evento y el segundo se trata de la creación de la tierra en el que los dioses Tezcatlipotla y Quetzalcoátl son protagonistas. La utilización de las fuentes etnohistóricas junto con los restos arqueológicos y el análisis de los restos óseos humanos y no humanos permitieron entender el ritual que realizaron los pobladores para escenificar los mitos, los cuales ayudan a mantener unido al grupo y lograr que sus miembros acepten su destino en la vida, así como la renovación de sus creencias, dando para recibir los dones divinos.

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