En su fluir en el desierto aragonés de Monegros, el agua oscila a través de los estados de la materia de acuerdo con ritmos naturales cíclicos, además de fluctuar (no siempre cíclicamente) a través de los usos económicos, políticos y sociales cotidianos. Si admitimos que estas oscilaciones materiales del agua pueden entenderse como manifestaciones rítmicas de la conciencia monegrina en su forma de relacionarse con el agua, admitimos por tanto que la conciencia, en su manera de experienciar el mundo y relacionarse con él, también lo constituye. De forma análoga, toda representación cinemática y sensorial de la experiencia existencial de un sujeto en el marco de una investigación etnográfica se puede entender como co-constituida en su esencia, a pesar de la tradicional noción antropológica de autoría. Mi investigación fenomenológica, cinemática y sensorial sobre la experiencia de los ritmos del agua en la vida cotidiana de Monegros atiende de forma deliberada a esta co-representación desde una perspectiva rítmica, asumiendo que el ritmo fílmico es una expresión de los diferentes ritmos corporizados que se entrelazan en el encuentro entre el sujeto, el investigador y el mundo (Taylor 1998: 13). Así pues, a través de esta ponencia pretendo exponer como los recursos estéticos que ofrece la práctica de metodologías cinemáticas y sensoriales de colaboración pueden servir para representar no solo el objeto de estudio (en este caso, el ritmo) sino también su co-constitución en el trabajo de campo a través de la filiatio rítmica entre mundo, sujeto e investigador.

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