Estudiados como elementos constituyente de una cultura, los sistemas de creencias representados como corpus de prácticas y representaciones que ligan lo trascendente con lo cotidiano en acciones ritualizadas han estado típicamente asociados a determinados grupos humanos. Este isomorfismo vincular ha permitido la aparición de una generalizada corriente de pensamiento que re-presenta a ciertas cosmovisiones construidas individualmente o en pequeños grupos como procesos de apropiación cultural, facilitados por una supuesta deslocalización que caracteriza a los tiempos globalizados, y que diluye la legítima atribución a sus originarios protagonistas. Al romper la tradicionalista y primigenia correspondencia que asignaba a cada quién lo que parece ser legítimamente suyo, en referencia a un estático espacio-tiempo representado como auténtico se ubica a estos otros individuos y grupos en contextos “nuevos” o “alternativos”. Es el caso del uso de seleccionadas prácticas relacionadas con lo flamenco por parte de ciertos grupos humanos globalizados que parecen desvirtuar en su uso sus esencializadas atribuciones, y que buscan la legitimación de sus posiciones en las constitución de sus prácticas rituales atendiendo a otros criterios; a otras culturas. Curación, chamanismo, new-age, rituales, communitas, santos, world music, trances… muchos son los términos empleados para describir estos fenómenos de los que resaltamos aquí su dimensión musical, y que analizamos desde una perspectiva cultural, no sólo incorporando la vida social de sus protagonistas, sino llevándola a un primer plano desde el que comprender distintas formas de participar en el mundo a través de la puesta en práctica o participación de sus culturas musicales.  

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