Dice Sara Ahmed (2015) que las feministas caminan portando una larga historia de dolor, pues la articulación política de las reivindicaciones feministas ha sido en muchos casos a partir de injusticias y experiencias de violencia. Es innegable la gran movilización que esto provoca en el plano político, pero también es fundamental que el análisis antropológico vaya más allá y aporte conocimiento sobre la diversidad de acciones y vivencias de las feministas. Partiendo de mi investigación doctoral sobre prácticas en torno al placer dentro del movimiento feminista en el País Vasco, esta comunicación ahonda en la importancia de poner el foco en el placer para identificar, analizar e incentivar prácticas que son transformadoras. Partiendo de la contradicción o del conflicto que se plantea entre apostar por el placer y la dificultad de llegar a él debido a diferentes causas tanto estructurales como subjetivas, se analizarán diferentes estrategias de empoderamiento feminista a través del placer, entendido éste como concepto analítico pero también como emoción y práctica encarnada, y que implican numerosas transformaciones sociales, culturales y políticas. Así, la acción política es motivada tanto por el deseo de luchar contra las desigualdades, como por el placer de transformar y ser parte de esa transformación. Estos cambios muestran cómo en numerosas ocasiones el activismo feminista es en sí mismo placentero, donde el cuerpo –político– (Esteban, 2011) deviene no sólo parte fundamental de las reivindicaciones y voces de las mujeres, sino en espacio de reflexividad y agencia, de disfrute y posibilidad.

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo