Como para los Daribi con quienes trabajó Roy Wagner, para los masewal en la sierra norte de Puebla, México, la mortalidad, inscrita en su mitología, es una de sus principales invenciones; mientras que los muertos están entre sus más influyentes colectivos. Morir es una acción para la cual una persona masewal se prepara durante mucho tiempo pues implica una transformación de la persona y no una desaparición. Si bien los cuerpos de los muertos son sepultados en el cementerio y se les acompaña de ritos mortuorios específicos, es en las casas en donde los espíritus de los muertos permanecen y continúan un proceso de transformación, eventualmente convirtiéndose en xantilmej, espíritus ancestrales de la montaña. En ocasiones, cuando la enfermedad y el infortunio aquejan a una familia, el adivino local reconoce el actuar de los muertos, ofendidos por sentirse olvidados. Mediante la celebración del ritual de kalwewtsi o “casa de los abuelos” los grupos domésticos locales exponen las tensiones entre vivos y muertos y los invocan en sus propios cuerpos para apaciguar sus acciones y hacerlos vivir de nuevo.

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