Hay otra Sevilla (pero no existe): El desarrollo invisible de una fructífera cultura de la rave a orillas del Guadalquivir
La cultura rave aterrizó en Sevilla a finales de los 90, y desde entonces el movimiento asociado a ella ha ido mutando en el interminable proceso de apropiación, reinterpretación y adaptación propio de la hibridación cultural que caracteriza a la glocalización. En la actualidad, gracias a la conjunción de una serie de variables propias y externas, el movimiento rave en Sevilla conoce una expansión sin precedentes que convierte a esta ciudad en el referente a nivel estatal de este tipo de producción cultural.
Este desarrollo conlleva la existencia de una serie de prácticas y dinámicas que son protagonizadas por agrupaciones de individuos denominadas colectivos organizados en torno a estilos musicales electrónicos específicos. Como resultado de dichas prácticas y dinámicas se genera valor en un sentido artístico y patrimonial, pero además estas dan pie al establecimiento de un circuito económico no regulado que es generador de beneficio económico.
No obstante, la cultura rave, los colectivos que la conforman y las acciones que llevan a cabo estos grupos son invisibles para el resto de la sociedad. La clandestinidad es clave para la realización de las raves tal y como la conciben sus participantes puesto que difícilmente encontrarían un encaje dentro de lo permitido moral y legalmente, por ello se dan en “no lugares” y sólo es posible conocer sobre su existencia dentro de las propias redes construidas por los participantes de esta realidad.
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