En pleno siglo XVIII encontramos autores que tienen plena vigencia. Tal es el caso de J. G. Herder quien hace una feroz crítica al método educativo de su época. La comunicación pretende a través de las principales entradas de los textos del autor exponer las ideas principales que tenía sobre el modelo educacativo de su época y las propuestas que presenta cuya vigencia es innegable. Para el autor, el alumno acaba convirtiéndose en una copia de un sistema abstracto carente de energía y fuerza viva gracias a la Ilustración basada en manuales y diccionarios que deben aprender los alumnos de memoria. Este será el objetivo a vencer de ese modelo pedagógico, en cuya humanidad sigue latiendo la posibilidad de pensar por nosotros mismos, sólo que este sapere aude!, tendría unas connotaciones historicistas prerrománticas y nacionales de las que, en general, carecería la crítica kantiana. Herder vio de forma muy lúcida, que su siglo conllevaba los signos de una época administrada con la imposibilidad de pensar por uno mismo. Es un gran acierto, y demuestra, como señala Meinecke, el talento del autor. Una vez consolidada la Revolución Industrial y el capitalismo, esta época se transformará en moneda corriente para Europa y para todo el mundo. El mundo administrado tiene un antecedente en Herder, si tomamos su análisis como la auscultación que hace un pedagogo del alma, de la cultura y del tipo del hombre al que se educa.

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo