Gilberto Freyre y la recepción española de su obra
El antropólogo brasileño mantuvo fuertes relaciones con España como demuestran sus numerosas visitas, sus lecturas y sus publicaciones en español. Incluso diseñó un trabajo de campo que no pudo llevarse a cabo por la Guerra Civil. El autor de Casa-Grande&Senzala, amigo de Américo Castro y admirador de Ángel Ganivet, encontró las raíces del mestizaje iberoamericano en la experiencia del Otro (interétnica/interreligiosa) en los siglos de guerra de religión (“reconquista”) en la Península Ibérica. La importancia de lo moro/musulmán, exportado a las Américas, con sus analogías (muladí-mulato; moruno-moreno) hizo establecer una convergencia entre la arabidad y la hispanidad (panibérica), que le granjeó las fobias tanto antihispanas (leyenda negra) como antimoras. Las limitaciones eurocéntricas y el desdén histórico al mundo luso, a pesar de la comprensión lectora del portugués por parte de los nativos en español, no ayudaron a la recepción de su obra. Tampoco le ayudó la instrumentalización de Salazar, que alargó la presencia portuguesa en África hasta 1974, el triunfo del lusotropicalismo sobre la hispanotropicologia o las coincidencias parciales con el africanismo franquista. Freyre vuelve con fuerza en la posmodernidad, en las vinculaciones de racismo y modernidad burguesa, o en el análisis de la comunicación sociológica de las relaciones interraciales en la colonización ibérica, que hizo posible la interpenetración de culturas (transculturación), sin negar su carácter parcialmente destructivo y sus predominancias, subrayando el papel civilizatorio del amerindio y del negro, y la capacidad ibérica del aprendizaje de culturas extraeuropeas, que bajo la hipótesis del hombre ibérico del Renacimiento se cumple.
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