La formación de los profesionales de la educación, el diseño de sus pautas de actuación y relación, nace, a menudo, de modelos diseñados por y para una sociedad que no es necesariamente la que se encuentra en su cotidiano laboral. El análisis de la práctica profesional visibiliza cómo nuestros sistemas de atención a las personas (educación, servicios sociales, etc.) están diseñados para un “usuario” sin particularidades asociadas al origen, al género, ni a realidades económicas o legales para entender y atender a los mensajes del profesional. Sin embargo, los profesionales son y ejercen en medios heterogéneos, en términos intra e interculturales. La comunicación que se presenta aborda el impacto que tiene la incorporación, en la formación universitaria de educadores sociales, de la perspectiva etnográfica en la comprensión y reconocimiento de la diversidad cultural. ¿Cómo reconocerse como sujeto social y cultural? ¿Qué repercusiones tiene el anàlisis de las acciones profesionales como fenómenos también vinculados a cuestiones sociales y culturales? ¿Es posible, a través de la formación, deconstruir la naturalización histórica que prioriza unas lógicas o modelos por encima de otros? ¿Es viable, en la práctica profesional, incorporar los saberes expertos como parte de un abanico mucho más complejode saberes también necesarios, viables, pertinentes y complementarios?

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