La preocupación por la memoria histórica es un tema esencial que los gobiernos posteriores a las dictaduras, en América Latina y fuera de ella, han tenido que afrontar para la construcción de proyectos democráticos. En el caso de Chile han sido, principalmente, tres elementos los que han contribuido con éxito a la constitución de la memoria en el país: las comisiones de la verdad, los espacios de la memoria y el arte. Sin embargo, desde el ámbito de la educación, los esfuerzos por introducir y tratar la memoria histórica en las aulas han sido insuficientes, tal y como señala el Instituto Nacional de Derechos Humanos. Este vacío de memoria puede acarrear consecuencias negativas sobre la reparación a las víctimas y sobre el principio básico de no repetición. Frente a esta realidad, defendemos la puesta en marcha de una didáctica crítica, una «historia con memoria», que incorpore la visión de los vencidos y se aleje de postulados acríticos sobre la historia, teniendo en cuenta la experiencia de los cuerpos violentados y silenciados, pero también la lucha y la resistencia de los cuerpos a la sujeción. Así, exploraremos y reflexionaremos sobre la utilización del arte y los espacios de la memoria como dispositivos pedagógicos para acercar la memoria histórica y romper con los límites de las instituciones escolares.  

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