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Resistencia animal no humana. "Lo hemos sabido siempre"

Los movimientos sociales pro-animales suelen invocar a la sintiencia, el ser sujetos de una vida, la crítica al excepcionalismo humano para argumentar a favor del deber de también ayudar a los animales no humanos evitándoles sufrimientos injustificados y cuestionando las justificaciones de los que se consideran necesarios. Los juegos agonísticos con ganado mayor (jaripeos, charreadas, corridas de toros), no obstante, presentan el punto límite del argumento, pues los humanos involucrados en ellos no tienen dudas sobre la rica vida emotivo-cognitiva de los otros animales. Llevar esa vida mediante violencia al punto en que se despliega creativamente e introduce cierta incertidumbre en los resultados del juego/conflicto/espectáculo constituye, precisamente, la condición de posibilidad de su atractivo para públicos masivos así como su repulsa. Apuntaré con ello a que el diálogo entre estas posiciones confrontadas (pro-animal y pro-espectáculo) debe darse en una arena argumentativa distinta, que ya no repita los axiomas de cada parte a oídos sordos sino que busque los acuerdos éticos y políticos que no dejen impunes los daños ocasionados --que es lo que actualmente ocurre en México. Esta propuesta es resultado del diálogo con activistas pro-animales y con peleadores de animales no humanos (toros, gallos) a lo largo de dos décadas. El propósito es clarificar el reconocimiento común a las partes en controversia para replantear la interacción y los acuerdos puntuales entre ellas, procurar una convenida erradicación del abuso hacia animales y reclamar atención al tema para quienes estudian movimientos sociales. El enfoque de la propuesta es la ética aplicada.

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo