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Derecho a la ciudad lúdica: la fiesta y la cultura alternativas en la producción social del espacio

El espacio público puede ser leído como un lugar de encuentro y de fiesta y ésta, como el instrumento de reclamo de su uso (Pujol Cruells, 2006). La fiesta transgrede los modos de vivir la ciudad (Delgado, 2004). En el marco de lo que a partir de Lefebvre ([1974] 2013) se ha denominado “derecho a la ciudad”, cabe reflexionar entorno al derecho a la ciudad lúdica; sin embargo, no son pocas las autorías que han apuntado una innegable deriva hacia la mercantilización del ocio y la extensión del control de la ocupación del espacio público por parte del rígido aparato burocrático, inclinado a la comercialización en la ciudad (Monreal, 2016) en detrimento de los espacios de socialización y encuentro alternativos. Cabe, pues, pensar en las dinámicas de apropiación del espacio urbano a partir del ejercicio de prácticas culturales comunitarias y colectivas, e interesa, en el marco de esta comunicación, aquellas autogestionadas, como formas de participación activa en la configuración y producción de la ciudad que trascienden las lógicas de consumo. A partir de una aproximación etnográfica a la iniciativa Cultura al Carrer, organización colectiva en la ciudad de Palma ante los cambios que introduce una nueva ordenanza cívica, que limita las posibilidades de las prácticas culturales en el espacio público, amenazando la capacidad de participación y la diversidad cultural, se propone una reflexión sobre la conexión actual entre los derechos culturales y el derecho a la ciudad.

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