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Fiesta de yemanyá: presencia y memoria afrodescendiente en arica, chile

Chile históricamente ha negado la presencia afrodescendiente en el territorio. El año 2000 en el marco de la pre-conferencia de la III Cumbre Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial y otras formas conexas de Intolerancia, el entonces presidente de la república, Ricardo Lagos, declaró: “en Chile no hay negros porque se murieron de frío” (Huenchumil, 2020). Diecinueve años después, el Pueblo Tribal Afrodescendiente Chileno fue reconocido a través de la Ley 21.151, enmarcada en el Convenio 169 de la OIT. Sin embargo, discursos como aquel se siguen replicando.Hacer memoria en un país donde el olvido es parte de un dispositivo colonial, gestado desde las bases del Estado-nación moderno, implica desarrollar una serie de estrategias de visibilidad y rememoración; dentro de la misma comunidad y fuera de ella. La comunicación que proponemos aborda una de estas estrategias, la Fiesta de Yemanyá, que se realiza desde aproximadamente el año 2010 cada 2 de febrero, sumándose a prácticas de la diáspora desarrolladas a nivel continental.La particularidad de la celebración ariqueña es que su inicio se remonta a una investigación artística, ligada a la danza y al activismo político, y no a la existencia —al menos en el ámbito público— de un culto yoruba o a la práctica de la santería, que posteriormente sí se hacen visibles. De este modo, proponemos pensar esta Fiesta como una estrategia de visibilidad y rememoración, que ha contribuido a situar la presencia afrodescendiente, desde la memoria colectiva, genealógica, familiar y corporizada.

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