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Contradicciones entre las actividades pesqueras tradicionales y las actividades turísticas en punta allen, quintana roo (méxico)

Frente al mar Caribe, en la costa mexicana de Quintana Roo, se emplaza la localidad de Javier Rojo Gómez —conocida como Punta Allen—, con poco más de 400 habitantes. La pesca comercial ribereña, actividad vinculada a su origen en la década de 1960, se realiza por 70 socios de la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Vigía Chico (fundada en 1968). Como resultado del trabajo de campo etnográfico, el objetivo de la ponencia es doble: mostrar las prácticas sostenibles de aprovechamiento pesquero y presentar los procesos de afianzamiento del ecoturismo. Todo ello en un territorio que, en 1986, fue decretado Reserva de la Biosfera Sian Ka´an. Así, se desvelarán las contradicciones en las que ambas actividades incurren. La pesca está monopolizada por la captura de la langosta (Panulirus argus), la cual se comercializa viva, apegándose a vedas, tallas y artes de pesca. Paralelamente, el turismo avanza desde la Riviera Maya, presionando lugares bien conservados por medio de la pesca deportiva, el buceo y los recorridos en lancha. Hoy (2024) operan siete unidades económicas de Punta Allen que prestan servicios turísticos —todas integradas mayoritariamente por pescadores—; a ellas se les suman otras tantas de la cercana Tulum —sita a 54 kilómetros—. Los pescadores reconocen que la derrama económica del turismo permite mayores ingresos con menor esfuerzo, pero también valoran que la masificación de actividades turísticas, la abundancia de lanchas y la modificación del uso, además de perturbar la pesca, impactan en la conservación de la biodiversidad.

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