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El estudio de las emociones en la historia: una tarea interdisciplinar

En las dos últimas décadas se ha desarrollado un interés por el estudio de las emociones que ha traspasado las barreras disciplinares. Hoy, podemos afirmar que la historia de las emociones se ha constituido como un campo vivo y en expansión que puede aportarnos nuevas formas de comprender el cambio social y la vida cotidiana de las sociedades pasadas. En las historiografías ibéricas, esta rama todavía no está completamente asentada, aunque ya comenzamos a encontrar investigadores que centran sus análisis en diversos aspectos del universo emocional de las sociedades pasadas y presentes.Por su propia naturaleza, este objeto de estudio requiere ser abordado de forma holística. Para los historiadores resulta especialmente necesario mirar a las ciencias afines, ya que han tendido a dejar tareas tan importantes como definir lo que son las emociones en manos de filósofos, antropólogos, psicólogos y sociólogos. Además, queda patente en muchos estudios historiográficos la escasa preocupación teórica de sus autores, en tanto que el propio concepto de «emoción» queda desfigurado, siendo empleado indistintamente como sinónimo de otros conceptos como «pasión», «sentimiento», «afecto», «apetito», etc. Esta confusión conceptual es imposible de salvar si nos limitamos a encerrarnos dentro de nuestras fronteras disciplinares. Con esta comunicación se pretende plantear la necesidad que tienen los historiadores de las emociones de mirar con especial atención hacia la Antropología social y cultural en su quehacer investigador, con el fin de delimitar adecuadamente el objeto de estudio y crear un marco que permita identificar e interpretar las expresiones emocionales del pasado.

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