El mundo rural se ve influenciado por prácticas y dinámicas económicas que van más allá de las actividades rurales tradicionales, atrayendo a nuevos residentes urbanos como los neorrurales, que buscando un estilo de vida alternativo, optan por instalarse en pueblos pequeños, generando comunidades cosmopolitas. Esta nueva población se ha asentado en contextos donde predominan actividades como el turismo de base local (TBL), modalidad turística que diversifica social y económicamente las áreas rurales en crisis y donde la gestión y control local de los recursos turísticos es clave. Sin embargo, el TBL se ve limitado en ciertos lugares, centrando su oferta turística casi exclusivamente en alojamiento y restauración. Esta tendencia puede inicialmente beneficiar, pero a largo plazo, restringir el potencial del TBL para combatir la crisis rural. La dependencia en negocios de alojamiento y restauración puede excluir a la población sin capacidad de inversión, dejando pocos beneficiarios y limitando la participación local en el turismo. En este sentido, la presencia de los neorrurales, que impulsan iniciativas creativas y ecológicamente responsables, puede contribuir a la ampliación de actividades turísticas claves para fortalecer el TBL, mejorando su efecto frente a la crisis rural. En esta investigación examinamos cómo la participación de los neorrurales en la comunidad local impacta sobre la consolidación y mejora del TBL, y desde ahí, sobre la crisis rural en general. Para ello, hemos realizado una inmersión etnográfica en Fuenteheridos, un pueblo en la sierra de Aracena (Andalucía, España), conocido por su fuerte desarrollo turístico y su elevada población neorrural.