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La realidad del espejo. redes sociales y control social.

La creciente totalidad que han alcanzado las herramientas digitales y su uso a través de los dispositivos móviles han convertido a los usuarios/ciudadanos en los encargados de su propia vigilancia, facilitando, de forma gratuita y proactiva, miriadas de información. Si bien, la entrega de dicha información, total, se realiza en la mayoría de los casos de forma inconsciente, es norma que la aceptación de entrega/uso sea de forma consciente, -habida cuenta de la inconcrección de los datos y usos así como la disparidad de medios entre empresas/instituciones y usuarios-, lo que hace que sea fácil obtener la autorización consciente enfrentados a la inmediatez del uso. Estas voluntariedades positivas que hacen del control social algo etéreo, liviano, amable, contrasta con las tradicionales formas de control social, estatistas, donde la resistencia residía en la privacidad, en la ocultación, en la disidencia. Así la tecnologías de la comunicación e información han aumentado las formas de control social, que junto a las tradicionales, (dirigismo, vigilancia, censura, …) han ampliado el espectro a todos los ámbitos de la intimidad y privacidad, no existiendo diferenciación alguna entre lo público y lo privado, más allá de los usos como espacios de consumo. A este espacio indiferenciado hemos llegado a través de unos procesos de disciplinamiento, que aunque diferentes en las formas todos convergen en una única necesidad creada, el consumo, los fines pertenecen a la lógica del dominio.

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