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La sostenibilidad del enoturismo basada en el patrimonio cultural inmaterial

En el contexto del giro social y cultural de Harvey (1989), Massey (2005) y Giddens (1984), las culturas locales, las tradiciones, la identidad, la proximidad y la significación social han sido elementos relevantes como contrapartes de la globalización. En este sentido, parte del sector turístico global ha ido incorporando esos elementos en sus narrativas y prácticas. Hoy en día, es fácil encontrar empresas turísticas que nacen con un ADN local basado en su cultura local y que apelan a elementos del PCI.Durante el COVID, las bodegas, algunas consideradas atracciones turísticas, se vieron obligadas a adaptarse y remodelar su oferta turística. Esta situación se centra claramente en el patrimonio cultural inmaterial, como el paisaje o las formas ancestrales de producir vino. Así, el objetivo principal de esta comunicación es explorar la relevancia del PCI en la sostenibilidad del enoturismo. Para lograrlo, la investigación retoma los principios de la sostenibilidad y la Agenda 2030 y analiza un estudio de caso basado en la bodega más cercana a Barcelona, España, para comprender la relevancia del PCI en la sostenibilidad social y ambiental del enoturismo. Para ello, la metodología cualitativa aplica la observación participante a través de 38 visitas guiadas durante tres meses. Los resultados obtenidos revelaron, por un lado, cómo el paisaje y las tradiciones son elementos cruciales para contribuir a potenciar la sostenibilidad del enoturismo. Además, confirma el papel de los recursos culturales intangibles como mecanismos para educar a los turistas sobre la historia y la cultura del destino.

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