Racialización, (dis)capacidad y performances de (des)domesticación
Barad (2007) afirma que los cuerpos “no son entidades con límites y propiedades inherentes, sino fenómenos que asumen límites y propiedades específicas a través de la dinámica abierta de la intra-actividad”. Desde esta idea se abordará la constitución de pollos broiler. En el complejo industrial animal (Noske, 1989; Twine, 2012) se producen entidades animales específicas y condiciones discursivo-materiales que estabilizan relaciones. En las prácticas de cría selectiva de aves con propósitos (re)productivos la noción de raza indica rasgos distintivos y predecibles vinculados a esos objetivos. Dadas las hibridaciones y delimitaciones cambiantes que las constituyen, no pueden entenderse las razas resultantes como esencias fijas, pero tampoco como “categorías sociales inventadas, [o la] representación de diferencias percibidas o imaginadas” (Hartigan, 2015). Como apunta Hames-García (2008) “dadas las propiedades físicas de los cuerpos y el sedimento histórico de sus intra-acciones con ideologías y prácticas político-económicas, no se puede atribuir cualquier significado a cualquier cuerpo” Los cuerpos broiler adquieren (y crean) otros significados cuando intra-actúan en un santuario de animales donde las relaciones se orientan en oposición a las lógicas de producción y consumo de animales, pero no pueden eludir las solidificaciones de prácticas racializadoras que generan aves hipercapacitadas para la obtención de carne y, a su vez, numerosas discapacidades (Tylor, 2017; Sommers y Soldatic, 2020). Los santuarios acogen a animales descartados por el sistema productivo cuando no son capaces de producir (o aptos para consumo), siendo la articulación (dis)capacidad, racialización y animalidad pertinente para abordar sus prácticas de cuidados de broilers.