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La corporeidad frente a la inteligencia artificial: una aproximación antropologica

El objetivo de esta comunicación es analizar la “desmaterialización de los cuerpos”, es decir, la pérdida del vínculo entre cuerpo y ser, relacionada con el nacimiento y desarrollo de la nueva sociedad telemática. Durante miles de años el cuerpo humano ha estado asociado con el placer y el dolor. Hoy, el cuerpo deja de ser fuente de placer o de causa de dolor porque ya no sabemos qué hacer con él. Somos una sociedad hecha de cables visibles e invisibles, de nodos y portales, que realiza el paradigma de la red neuronal: la realidad es el conjunto de sinapsis telemáticas que conectan axones y dendritas colocados delante de una pantalla, cuyo movimiento corporal está representado por las yemas de los dedos que presionan las teclas e indicadores. Así que, si puedes controlar todo con un pequeño botón, ¿para qué sirve el resto del cuerpo alrededor de los dedos? Se empieza a sospechar que el cuerpo no es solo superfluo sino peor, es un verdadero impedimento porque debido a sus señales relacionadas con sus necesidades fisiológicas, como el hambre, la sed o el cansancio, distrae e interrumpe el ritmo de la producción incesante del flujo telemático. La sociedad telemática es analgésica, como si estuviera constantemente drogada, tan pronto como el cuerpo es anestesiado, la conciencia también estará dormida e infeliz. Y entre los efectos secundarios comunes de esta administración terapéutica, se presenta uno con síntomas claros: la anhedonia, es decir, la incapacidad de experimentar placer.

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