La tensión que somos. una exploración de la transindividualidad como prisma conceptual para el análisis antropológico de la soledad.
El trabajo de campo etnográfico sostenido ya durante más de dos años con jóvenes de 18 a 30 años de la ciudad de Madrid (España) y su Área Metropolitana permite apreciar la soledad como un afecto eminentemente ambivalente. En el relato que dichos jóvenes hacen de la soledad esta se siente como buscada o padecida, sufrida o gozosa, de igual manera, según el momento vital o incluso simultáneamente. Esto, junto a la clara vinculación de la soledad con cuestiones de carácter estructural rompe con la lectura más hegemónica de este afecto que realiza la psicología y la biología evolutiva. No obstante, la antropología no puede limitarse a un análisis fenomenológico y descriptivo de la soledad, y ha de profundizar en un desarrollo argumental capaz de dar explicación a dicha ambivalencia. Para ello puede encontrar una valiosa herramienta en los conceptos de individuación y transindividualidad que, aunque con un desarrollo más amplio en el hacer filosófico, aún son poco comunes en la antropología. La presente comunicación, por tanto, busca reflexionar sobre las condiciones de posibilidad que el concepto, leído desde el marxismo, de transindividualidad y el marco teórico asociado a él presentan para el análisis, tanto teórico como metodológico, de la soledad contemporánea en su ambivalencia y complejidad, tal y como se va construyendo en el campo etnográfico. Se trata, así, de delimitar las potencialidades que se desprenden del mismo para construir un modelo antropológico explicativo de la soledad.
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